La tristeza
Tanto tiempo huyendo de este sentimiento para ahora volver a llorar porque siento que ya no puedo fingir más.
Cuando la coraza se ha roto y ha vuelto el dolor acompañado de su mejor amigo el miedo, para acabar con la poca estabilidad ficticia que me quedaba. El efecto de la droga de la alegría junto con sus alucinaciones ha pasado, la anestesia del alcohol del olvido ha desaparecido de mi sangre.
La herida está abierta otra vez, siendo carcomida por la duda y la inseguridad. El miedo a lo incierto ha regresado; las ganas de que las cosas sean como en mis sueños, y que la realidad que tanto me cuesta aceptar sea solo una pesadilla que acabara cuando yo despierte, me hacen saber que en mi quedan muchas cosas de esa niña caprichosa que fui un tiempo atrás.
Una vez más he vuelto al sitio que no quería regresar, solo sé que esta vez, la opción para salir es dejar que me maten el miedo, la tristeza, la duda, el egoísmo, y cualquiera de los sentimientos autodestructivos que pueda sentir, o decidirme a saltar por el precipicio aventurándome hacia lo desconocido, nuevos sentimientos, nuevos aprendizajes, nada visto anteriormente, pero es la hora de asumir que la realidad ha llegado, es tiempo de decir adiós a las ilusiones y a los sueños irreales.
PD: Esta reflexión es una de mis favoritas, la escribí en el año 2009, pero hoy es cuando viene a salir a la luz.
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